Al día siguiente remontamos el valle en dirección al Coll de Bassiero. Nos equivocamos de brecha y perdemos un rato en rectificar. Conseguimos pasar al otro lado (Vall de Gerber) y encontramos rápidamente, pura casualidad porque sólo hay una fita, la bajada correcta hacia era Vall d’Aran.
Atravesamos y volvemos a remontar en busca de la cara Norte del Pic d’Amitges.
La vía surca un espolón poco marcado y rallado por diversas líneas de fisuras.
Está bastante bien y se desarrolla en un ambiente salvaje y de gran belleza. Buena roca durante todo el recorrido, salvo la entrada a la R4 llena de peligrosos bloques de todos los tamaños y provenientes de la canal de la izquierda. Limpio bastante pero aún quedan. Si alguien se entretiene un rato, hará esta pasaje mucho más seguro para un futuro.
Los largos de arriba son muy bonitos y rectilíneos hasta la misma cima del Pic Oriental (más bajo que el principal).
La única pega es que la roca presenta un poco de musguillo, típico de las caras norte, con un punto de patinosismo que no da ni la más mínima confianza.
Los grados originales nos parecen un tanto desfasados hacia abajo.
Desde ahí nos espera una larga bajada hasta el refugio Ernest Mallafré, como era de esperar llegamos demasiado apurados y un pelín más tarde de la cuenta pero sin exagerar.