
Hay vías que tienes en la cabeza para hacer seguro, otras que están ahí, que te gustaría hacerla pero a ver que pasa, otras que no te atreves, pero igual un día si vas con la persona adecuada podrías hacer. Hay otras que no están ni siquiera en lo más recóndito de tu cabeza, tan inalcanzables que ni las sueñas.
Hasta que un día llega Oriol y te engaña.
El tiene una capacidad innata para engañar, yo tengo una capacidad innata para dejarme engañar. También viene Ruth, es joven, valiente y está fuerte como un toro, le da igual, se apunta a todo. No sabe muy bien dónde va.
La Totxaires son palabras mayores. No por la dificultad de la vía, que también (6c) si no por la exposición. Abriéndola quienes la abrieron ya se sabe que no se te puede ni siquiera ocurrir caerte.
Primera respuesta: “tu has bebido mas de la cuenta hoy, no?”
Segunda fase del engaño: “difícil no es, es expo. Pero tu tranqui, que ya la hago yo. Está todo pensado. Vamos en kayac, entramos por la feixa y nos ahorramos los largos cutres de abajo. Escalamos hasta el largo de antes de la travesía que la une a la CADE y para abajo en rápel , en busca de los kayacs”.
“Hombre, visto así, no parece una mala cosa. Por echarle un top-ropillo tampoco va a pasar nada”
“Y de paso la reequipamos” “Bueno eso no es problema, hay bien poca cosa”
Al final encontramos el día, al cabo de varios meses de la primera propuesta. Un día perfecto y allí estamos los tres en dos kayacs. Muchas gracias a Kayaking por la logística.
Dos remadas y alguien dice: “y los chalecos”….media vuelta.
El congost es impresionante visto desde el agua, disfruto como un enano del entorno, sin creerme mucho a dónde voy. De hecho la noche anterior me lo pensé dos veces y me veía desubicado y pringado, a ver que tal. Por si acaso pillé los gatos ajustados.
La CADE bien, hay chapas y clavos. Comienza la vía de verdad. Se ve bien, pero sin brillo. Ya flipo un rato con la exposición de esta primera tirada. La siguiente es la del artificial, uff, valla con el Ae. Lo hagas como lo hagas es muy difícil.
La vía continúa con la misma tónica: roca buenísima, grado no excesivo (salvo algún paso en concreto) pero alto nivel de exposición.
Y…claro, los segundos vamos con una cuerda finiiita cada uno. Y aquello es cualquier cosa menos una vía recta. Grandes travesías nos deparan momentos de cierta tensión. Alguna trampa me salva en ciertos tramos pero no en todos. Uf uf.
Todos los largos son buenísimos, hasta culminar en la fisurita del último, una verdadera maravilla….obligada puesto que el paso más difícil es en placa y antes de la chapa.
Desde aquí rapelamos. Bien, salvo el penúltimo rapel en diagional desplomada por Ksur-ul-aina, que nos obliga a chapar los spits para guiar el descenso.
El resto perfecto.
La vía ha quedado toda con anclajes inoxidables que dan mucha más alegría que las chapas de buril, ya estiradas, que había en el tamos de artificial.
Una de las grandes maravillas de Montrebei, para quien pueda disfrutarla. Yo, evidentemente, no.
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