Al día siguiente quedo con Almudena para hacer algo por Riglos. Queda delimitada esta nueva vía en el Cuchillo, con muy buena pinta y un grado obligado bastante asumible sobre el papel. A pesar de que Riglos y yo no acabamos de congeniar, demasiado atlético para mi gusto actual. La verdad es que la vía me ha gustado mucho y seguro que se convierte en clásica. Equipamiento abundante, bastante buena roca e itinerario directo, atrevido y de divertida escalada. Descenso en rapel por la misma vía, de lujo. Mención a parte para el descomunal bolo del L5. No se si caerá, pero si cae, adiós iglesia. Al que le salte, desde luego que habrá perdido su plaza en el cielo.
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