Después de un montón de días sin hacer nada por el dedo medio-desgraciado y que repercute en la muñeca, descubro que en terreno tumbado la cosa más o menos funciona. Así que sin permiso facultativo nos vamos a Cavallers a hacer rampitas de adherencia y al Turbón, con Remi, a repetir la bonita y muy fácil Erizon Wall. Buen día, buena temperatura, buena vía y buena compañía. ¿Qué más se puede pedir?, una bajada más corta. Poco a poco se van viendo los famosos brotes verdes en el horizonte del tiempo.