Esta ya si que es una de las mejores paredes deportivas que podremos encontrar por esta banda del Pirineo Francés. Con una roca excelente y unas vías con cierta entidad por su longitud, nos vamos a encontrar con propuestas de todas las dificultades, desde V hasta octavo. Ingentes cantidades de roca que, por desgracia, no se pueden aprovechar más que en una mínima parte. Por un lado es posible evolucionar hacia arriba (izquierda) por los pájaros y una reserva de nosequé, pero lo mejor es que por el otro tampoco puede por una gigantesca cantera que día a día le arranca un trozo más a la montaña. Luego las autovías y los helicópteros terminan de apañarlo todo, convirtiendo el lugar en cualquier cosa menos tranquilo. Aún así, la belleza de los itinerarios justifica plenamente el desplazamiento, especialmente si lo combinamos con alguna de las múltiples posibilidades de los alrededores. En las fotos aparecen Daniel, Jêrome y Jean-Michel.