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Planto la tienda en una buena explanada de tierra y hierba y, por fin, esta noche duermo largo y tendido. Casi dos horas de pateo nos dejan al inicio del plato fuerte de esta salida. Estamos en la Serra del Cadí, Toda una serie de grandes paredes norte perfectamente alineadas y visibles desde la carretera que nos conduce al paraíso por la parte de atrás. Lugar totalmente desconocido para ambos y una gran cuenta pendiente a título personal. La espera ha valido la pena. Fría sucesión rectilínea de fisuras, cortada únicamente por una zona central fácil y suelta. La vía es una verdadera maravilla y la mejor que he escalado en mucho tiempo. Cada largo te reserva su particular sorpresita y unas excelentes fisuras de todas las medidas aguardan manos, dedos y cuerpo entero si hace falta. Verticalidad, ambiente, roca y clavos malos. Sacamos fuego a los friends y al llegar arriba sólo nos resta una explosión de emociones y una suprema admiración para Joan y Heinz quienes realizaron esta potente escalada nada menos que en 1959. Muy al contrario de lo que he leído, encuentro la vía muchísimo más técnica que no atlética, lo que le va perfecto a mi muñeca y sale toda en libre (no es 6c ni por asomo). Totalmente recomendable e imprescindible para los habituales de las paredes Catalanas. VVB. Nos mudamos, vuelvo a plantar la tienda y por la noche cae gran tormentín, cala algo, el doble techo sale por los aires y queda pillado únicamente por una piqueta salvadora. Al día siguiente la previsión es mala. En la aproximación nos liamos por las pistas, el cielo está amenazante y Juan Luis se marcha hoy para Madrid. Total que decidimos dejarlo para otra ocasión y nos largamos a por unos huevos fritos con jamón. Ya vendrán tempos mejores. Al final no cae ni una gota.